Mini guía para quejarte menos
O el clima está feo. O la economía del país va de mal en peor. O no aguantas a tu jefe. O los tomates que compraste no están lo suficientemente jugosos. Cualquier cosa es una potencial queja. Hay gente que anda por la vida despilfarrando lamentos a donde sea que vaya. Parece ser su actividad predilecta. Como diría mi abuela… “se quejan de lleno”.
​
La queja es humana y a través de ella logramos desahogarnos. Es un recurso que nos ayuda a liberar nuestra insatisfacción, dolor o frustración. Además, si alguien más avala nuestro reclamo, nos sentimos comprendid@s y acompañad@s.
​
Ahora bien, ¿qué tan provechoso es quejarse?
​
Si nuestra actitud ante la vida se basa en este mecanismo y no nos motiva a cambiar, termina siendo disfuncional: quejarnos solo nos genera malestar. Nos hace quedarnos en una posición pasiva en la que no hacemos nada para cambiar aquello que no nos gusta.
​
Pero la queja es adaptativa cuando nos incentiva a buscar soluciones y es proporcional a nuestro malestar.
No tienes que dejar de quejarte. Sin embargo, es importante que no te quedes a vivir en la queja. Es decir, ¡no te instales allí!
​
¿Te ayudo con eso? Sígueme…

Psicología Online
Contenido Gratuito
Contáctanos
Grupo Exclusivo de Facebook
Información de Terapia